Con las fiestas navideñas a la vuelta
de la esquina, nos disponemos a recibir multitud de mensajes de
distinta índole. Una lluvia de publicidad comercial se nos viene
encima: vinos de reserva, cavas, ricos alimentos y (debemos oler mal)
toda clase de perfumes no serán ofrecidos… una vez más.
Las calles se engalanan con titilantes
figuras luminosas durante meses y los escaparates lucirán su mejor
género. Nada falta para el disfrute de la fiesta! Asociaciones de
consumidores, Ayuntamiento y otros agentes nos aconsejarán con su
mejor intención que bebamos con moderación, comamos adecuadamente,
evitemos comprar lo que no es necesario, que no dejemos las compras
para el último momento…
Crisis, What crisis? Que el
paro, la pobreza y los dramas de unos no nos fastidien las fiestas!
mientras a mí no me toque…
Hacer la del avestruz es opcional, pero
si queremos tener una convivencia sana, creemos que no es la mejor
elección. Si miramos detenidamente a nuestro alrededor, observaremos
que las sombras de las luces de Navidad ocultan las miserias de
muchos ciudadanos. A través de estas líneas, queremos recordar a
los muchos ciudadanos desempleados, a cada uno de los individuos que
padecen a diario la incertidumbre laboral y, también, a quienes la
desesperación ha empujado a quitarse la vida.
Por ellos y por quienes podríamos
pasar a estar como ellos, deseamos que esta época de crisis se
aproveche para la reflexión. Que cada uno se haga preguntas y trate
de encontrar respuestas; ese es el ejercicio que os proponemos.
A tal efecto, podemos comenzar por:
¿Por qué se ha incrementado tanto el desempleo y la pobreza? ¿Por
qué hemos llegado a esta situación? ¿Qué es el capitalismo? ¿Por
qué, hasta hace poco, teníamos la opción de solicitar créditos y
endeudarnos todo lo que quisiéramos? ¿Qué productos generamos o
producimos? ¿Para quién? ¿Cómo? ¿Para qué? ¿Cuánto, qué y de
dónde es lo que consumo? ¿Por qué no están en la cárcel los
banqueros, políticos, jueces y altos cargos responsables de este
engaño? ¿Por qué se detienen, castigan y criminalizan muchos
huelguistas o los partidarios del movimiento 15M? ¿Existen
alternativas?...
Alguno puede pensar, leídas estas
preguntas, que la respuesta viene a continuación… pero me temo que
no es así. Cada uno debe buscar esas respuestas y, de atrevernos a
hacerlo, nos encontraremos en la calle, al calor rojo de la lucha por
nuestra dignidad.
Modificado de la revista Bolo-bolo de
otoño de 2012 (nº 4).