miércoles, 19 de diciembre de 2012

Juventud implicada

La noticia:
20121219 mesa-participacion-maixa-pide

El comentario:
"Las reuniones de barrio organizadas por el gobierno municipal son a la participación ciudadana lo que los langostinos de Ibarra a un buen plato de alubias con sus sacramentos: te pueden engañar el estómago durante un breve periodo de tiempo pero van a dejarte una gran sensación de vacío como no te ofrezcan nada más que llevarte al buche. Imagino que Maixa ya habrá llegado a la conclusión del porqué de que los jóvenes no acudan de forma masiva a estas reuniones de barrio. Y llamaremos jóvenes a todos aquellos de menos de 65 años (o, digo, casi 67, y así ya os adelanto por dónde van los tiros). El problema es que a pesar de que las reuniones se hagan por la tarde (y a esto vienen a ser lo mismo los plenos del ayuntamiento, que resulta que también suelen ser en gran medida abiertos a la asistencia ciudadana y por la tarde) existen un par de problemas de base: La primera y más importante: la falta de formación e interés político. Esto es algo generado probablemente de forma consciente por la clase política a lo largo de los años. Cuanta menos gente se interese en estos temas más difícil resulta su comprensión y más sencillo evadir el rechazo de la ciudadanía ante sus desmanes. Si resulta que no se lleva a cabo una introducción a la vida política a toda la ciudadanía (a nivel académico, o sea, en la escuela, que, ¡oh, sorpresa! sigue un programa dirigido por el poder ejecutivo), normal que luego acaben “los políticos” siendo “una casta”. En segundo lugar está la falta de tiempo: quien trabaja (todo hay que decirlo) hoy en día dedica un número de horas tal que, si quiere llegar a cumplir con sus quehaceres diarios (cocinar, limpiar, fregar, planchar, recoger a los hijos o nietos, ayudarlos con los deberes, disfrutar de la compañía de otras personas…), probablemente se quede con bastante poco tiempo para poder dedicárselo a otros menesteres. Por supuesto la actividad mental y física que puede suponer el pensar en algo para mejorar su ciudad y plantearlo acudiendo a unas reuniones ocasionales (por decir algo) haciendo el esfuerzo de participación para el que en raras ocasiones habrá sido preparado (como hemos explicado), generan en más de uno una sensación… cómo expresarlo… como de nerviosismo y pereza a partes iguales. Mal rollo, en cualquier caso, de modo que ¡por qué molestarse! Y ahí es donde están los que sí que acuden: son aquellos que no tienen el problema de la falta de tiempo libre, sienten un interés por la política municipal (aunque pueda circunscribirse a cuestiones higiénico veterinarias) y a la vez no les resulta problemático levantarse y hablar sin tapujos, cosa que va acrecentándose a medida que pasan los años y se pierden las vergüenzas. A mí, personalmente, la reunión de este año a la que asistí me pareció que no aportaba nada nuevo respecto a la del año pasado… sin embargo, creo que aumentar la frecuencia podría solventar varios problemas de estas reuniones. Se incrementarían las oportunidades en las que gente con poco tiempo libre pudiera asistir al menos a alguna de ellas; se facilitaría la introducción en política ciudadana de toda la población de forma que más jóvenes se acercarían a las mismas; se hablaría de cosas nuevas y distintas de las de siempre… ¿Cómo hacerlo? Confío en que Maixa pueda dar respuesta".

No hay comentarios:

Publicar un comentario