martes, 19 de febrero de 2013

Dependiendo

La defensa de lo público en un ámbito ya enajenado. ¿Tendrán que cambiar las cosas? ¿Habrá que tomar el ejemplo nacionalizador de otros países para poder, algún día, lograr Justicia Social?

La noticia:
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El comentario:
Para los que defienden a ultranza la gestión privada de determinados servicios, este caso les va a venir bien para valorar su planteamiento. No todo es blanco o negro, como veremos, cada posura tiene sus “grises”: Por un lado la postura de la patronal viene a decir que los trabajadores deberán asumir más horas de trabajo con un salario más bajo (el famoso y omnipresente “más con menos”), sin embargo, a la diputación le pide más dinero para poder contratar a más personal para, se supone, dar respuesta a unas necesidades de la sociedad. Como después el dinero lo gestionan ellos… a saber si se cumplen los objetivos para los que fue pedido. Por el otro lado, la postura de los trabajadores, que ven mermado su poder adquisitivo, su tiempo libre y, como consecuencia de ello y sumado al carácter propio del trabajo personal que realizan, su propia salud, que acaba traduciéndose en una merma en el servicio ofrecido a las personas dependientes (y, por tando, a la sociedad).

Ante esa tesitura, ¿cómo debe actuarse? Observemos que si la Diputación paga a la empresa privada el dinero requerido para que gestione el servicio de acuerdo a los criterios de ésta, no se garantiza completamente (ya lo vemos) ni la protección de la persona dependiente ni la del trabajador (que son los que deben ser defendidos en primer lugar), sino que probablemente primarán los criterios de “eficiencia”, es decir, que la “empresa” resulte RENTABLE.

Entonces, ¿qué hay que hacer?

Bueno, para poder garantizar la calidad del trabajo, por una parte hace falta definir bien los objetivos. Estos objetivos deberán ser: en primer lugar el servicio a la persona dependiente, en segundo lugar (pero unido al primero) el bienestar del trabajador, y en último lugar… todo lo demás. Este extremo es más probable lograrlo dentro del ámbito de lo público. Subrayo lo de “probable”, porque depende en demasiada medida de la alternancia política… sin embargo, el funcionamiento de un servicio público puede controlarse mediante un sistema de auditorías, de modo que en efecto se garantice el cumplimiento de los objetivos fijados en la mayor medida posible y de la forma más adecuada. De modo que… en conclusión podemos decir claramente:

PUBLIFICAD EL SERVICIO, ¡COÑO!

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